El tiempo no acompañaba, pero la compañía era numerosa. No se al final si han sido 18.000 o 15.000, no importa, las cifras de esta prueba son de escándalo como los 28 € que nos cobran. Este dinero debería gastarse en avituallamiento, no para los corredores, que también, sino para los miles de sufridores que nos acompañan en casi cada metro del recorrido animando sin descanso. Pero todo esto ya lo conocéis, ahora a lío de lo ocurrido este año.
Viento, xirimiri, aguacero, marejada, marejadilla... Gran variedad en la espera de la salida. El granizo también estaba invitado. A algunos les pilla en el km 2, a otros en el 1, a otros antes de salir; hay para todos. Unos kilómetros de tregua en los que el agua y el viento paran. Uno se ilusiona y piensa que va a aguantar así hasta el final. Que si quieres arroz... Más viento, más agua. Rachas que te calan hasta los huesos y te frenan con fuerza en Pasajes. En Miracruz no se nota tanto el agua y el viento, allí basta con la cuesta. El Presi y Patxi en el alto animando y parando el agua. Y sólo queda bajar hacia el centro de Donosti que nos recibe con más viento y mar picada. En el Boulevar un mar de agua y de gente y más gente haciendo pasillo llevándote en volandas.
Esto es la Behobia, una carrera carísima con un recorrido regular pero con un ambiente que no encontrarás en ninguna otra.
El tiempo no acompañaba, pero la compañía era numerosa. No se al final si han sido 18.000 o 15.000, no importa, las cifras de esta prueba son de escándalo como los 28 € que nos cobran. Este dinero debería gastarse en avituallamiento, no para los corredores, que también, sino para los miles de sufridores que nos acompañan en casi cada metro del recorrido animando sin descanso. Pero todo esto ya lo conocéis, ahora a lío de lo ocurrido este año.
